Tres días en Salvador de Bahia

Una de las iglesias más importantes de Bahía, ubicada en el barrio historico Pelorinho

Ya un mes desde que llegue a Salvador, mucho para contar, experiencias vividas en el día a día, lo primero que pensaba es que iba a encontrar un Brasil diferente, según los propios Brasileros el Nordeste de Brasil es el verdadero Brasil, más pobre, más colores, más cultura negra, donde el 80% de la población es descendiente Afro, más peligroso también dicen, voy a contar lo que sentí respecto a estos comentarios:

Si es cierto que sentí mayor peligro, pero es lógico, en todas las nuevas ciudades se siente un poco de miedo, es una reacción humana de miles de años, una reacción natural ante lo desconocido, la ciudad que realmente sentí peligrosa fue Río de Janeiro, pero en todas incluyendo Salvador con el tiempo uno se adapta y se da cuenta que es simplemente sólo un poco más peligroso y dependiendo de como lo miremos.

Una d elas calles de Pelorinho

Apenas bajar del aeropuerto mientras estaba en viaje en ómnibus hasta la casa de mi couch en el barrio Santo Antonio vi edificaciones un poco deterioradas, pero lo encontré lindo, es propio de Bahía. Toda la ciudad mira al mar, su mayor atractivo las playas, el ómnibus viajaba todo por la "orla" (costa), baje y tome otro bus hasta la Avenida CM para subir la ladera, poco antes de una favela (o como ellos le llaman "comunidad") donde estaba el apartamento de Liane, de momento no dio para conocer mucho más, lo próximo fue ir a Pelorinho, el barrio histórico de Salvador, es el típico lugar donde están las típicas postales con las típicas fotos turísticas junto a sus Playas, el viaje aun lo continuaba con Marcos quien aun estaba hasta el día 30 de Marzo aquí en Brasil.

Con nuestra llegada también vino la lluvia, algo que dicen es poco común, que llueva, pero justo vinimos en el cambio de estación, Otoño.

No estuvimos más que tres días hasta sentir de nuevo la necesidad de hacer un viaje aventurero, las ciudades son siempre ciudades, algunas más lindas o tranquilas, otras más locas y desordenadas, pero siempre son ciudades, por lo que decidimos ir a Morro do Sao Paulo, una isla muy visitada por los Bahianos.